24 DE FEBRERO DE 2021
Uno de los errores más comunes al ver a un adulto mayor de mal humor es atribuirlo a su edad, sin embargo, este cambio de comportamiento va más allá.
Un adulto mayor en muchas ocasiones ve un cambio drástico en su estilo de vida, lo cual puede desencadenar períodos de irritabilidad o tristeza; estos pueden ser pasajeros o un poco más largos según se adapte la persona, dependiendo de la personalidad que haya desarrollado en las otras etapas de su vida.
Conforme crecemos, algunos rasgos del carácter se van acentuando, como por ejemplo desinterés por la vida, aislamiento social, rechazo a la vejez, inconformidad con la imagen física, cambios sexuales y cognitivos, entre otros. Es aquí donde el apoyo de las personas que lo rodean cobra importancia, ya que hay que mostrar empatía y recordarle al mayor lo valioso y necesario que es, así como hacerlo sentirse parte de la sociedad.
Es necesario estar alerta ya que, en algunas ocasiones, este cambio de humor puede ser un síntoma, ya que los expertos comentan que cuando una persona mayor se hace más enojona, puede haber un motivo importante detrás, como:
La investigación de Mark R. Nathanson, psiquiatra geriátrico en Columbia University, los cambios en el estado de ánimo se enlazan con señales prematuras de la enfermedad de Alzheimer, y algunos síntomas de demencia se superponen con las señales comunes de la depresión, como apatía y aislamiento social.
La caída en los niveles de estrógeno en una mujer y de testosterona en los hombres, se está investigando como un posible enlace a la depresión. Además, conforme envejecemos, nuestros niveles de dopamina también disminuyen, lo que nos hace vulnerables a la depresión.
El dolor, particularmente el dolor crónico, puede hacer que una persona se haga irritable, ya que pueden provocar falta de energía y pocas ganas de moverse, incluso puede dificultar conciliar el sueño.
Incluso, la soledad y la desesperanza suele agravarse con la edad, por lo que es muy importante prestarle atención a esos cambios de humor y establecer una comunicación directa con el mayor, para que nos pueda contar sus sentimientos y pesares a fin de comprenderlos y que puedan tener un tratamiento oportuno de cualquier enfermedad.
La disminución de la visión y la audición son problemas comunes en la población de adultos mayores. La dificultad para ver o escuchar claramente puede resultar en una sensación de aislamiento y frustración. La incapacidad para participar plenamente en conversaciones o disfrutar de actividades visuales puede llevar a un estado de ánimo decaído y a una disminución en la calidad de vida.
A medida que las personas envejecen, las preocupaciones financieras pueden aumentar, especialmente si están jubiladas o en una situación de ingresos fijos. El temor a no poder cubrir los gastos médicos, las preocupaciones sobre la seguridad financiera a largo plazo y las dificultades para mantener el nivel de vida deseado pueden generar estrés y ansiedad.
La movilidad limitada, ya sea debido a la edad o a enfermedades crónicas como la artritis, puede llevar a la pérdida de independencia. Los adultos mayores que luchan por moverse y realizar tareas diarias pueden experimentar frustración y desánimo.
La soledad es un problema importante entre los adultos mayores, especialmente aquellos que han perdido a sus seres queridos o que tienen dificultades para moverse. El aislamiento social puede llevar a la depresión y a cambios de humor negativos.
Los cambios significativos en la situación familiar, como mudanzas, divorcios o conflictos familiares, pueden causar un estrés emocional considerable en los adultos mayores. Estos eventos pueden llevar a la preocupación, la tristeza y la incertidumbre sobre el futuro.
Abordar los cambios de humor en adultos mayores requiere enfoques comprensivos y personalizados, pero aquí te presentamos algunas estrategias que seguro te resultarán útiles:
Comunicarse abiertamente: Escuchar atentamente a la persona mayor y permitirle expresar sus sentimientos y preocupaciones es fundamental. A menudo, la irritabilidad puede estar relacionada con la sensación de no ser escuchado o comprendido. Practicar la empatía y mostrar interés genuino puede marcar la diferencia en su estado de ánimo.
Identificar y abordar las causas subyacentes: Trabajar junto con un profesional de la salud para identificar y abordar las posibles causas médicas de los cambios de humor.
Promocionar un estilo de vida saludable: Fomentar la adopción de un estilo de vida saludable que incluya una dieta equilibrada, ejercicio regular y suficiente descanso. Estos hábitos pueden mejorar el bienestar emocional y físico, reduciendo la irritabilidad.
Compartir tiempo con actividades y pasatiempos: Ayudar a la persona mayor a encontrar actividades y pasatiempos que le interesen y le brinden satisfacción. Mantenerse ocupado con actividades significativas puede mejorar el estado de ánimo y proporcionar un sentido de propósito.
Buscar redes de apoyo: Fomentar la interacción social y mantener conexiones con amigos y familiares puede reducir la sensación de aislamiento y soledad, lo que a menudo contribuye a mejorar el humor. Participar en grupos, clubes o centros de la comunidad también puede ser beneficioso.
Asistir a terapia: La terapia, ya sea individual o grupal, puede ser una herramienta efectiva para abordar los cambios de humor y de comportamiento. Los profesionales de la salud mental pueden trabajar con la persona mayor para identificar y gestionar las emociones, así como proporcionar estrategias de afrontamiento.
Revisar los medicamentos: Consultar con un médico para revisar los medicamentos que la persona mayor esté tomando. Algunos medicamentos pueden tener efectos secundarios que contribuyan a estos cambios, y es posible que se requiera un ajuste en la medicación.