21 de agosto de 2021
De acuerdo con información de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la depresión es un problema de salud pública, ya que afecta a más de 300 millones de personas en el mundo.
Por otra parte, la incontinencia urinaria, que se describe como la pérdida involuntaria de orina, y se presenta tanto en hombres como en mujeres, es un síntoma que condiciona un problema higiénico, lo que a su vez puede terminar trayendo problemas sociales para quienes lo presentan. Es importante mencionar que 1 de cada 4 mujeres y 1 de cada 8 hombres tienen este síntoma, lo que nos lleva a la conclusión de que la incontinencia es mucho más común de lo que pensamos, por lo que habría que dejar de verla como un tabú.
En general, luego de algunos estudios en diversos países, se ha llegado a la conclusión de que la asociación entre un trastorno psiquiátrico-afectivo como la depresión y un síntoma como la incontinencia, pueden estar frecuentemente asociados, reduciendo la calidad de vida de estos pacientes.
El impacto en la calidad de vida de los pacientes que tienen incontinencia, ya que al presentar este síntoma somático, podría impactar directamente en su propia percepción sobre su apariencia física frente a los demás, esto suele representar una repercusión en el ámbito mental.
Si alguien cercano a ti tiene este síntoma: Ayúdalo/a con su seguridad, investiguen juntos sobre este síntoma y cuéntale que es más común de lo que piensa, no lo juzgues ni hagas bromas sobre el tema, normalizar la incontinencia desde su círculo más cercano, le ayudará a sentirse escuchado/a y acompañado/a.
Si eres tú quien presenta este síntoma: Es muy importante que entiendas que la incontinencia es más común de lo que piensas y que dejes de pensar en esto como un tema tabú. Si esto te causa inseguridad en el ámbito social, pon mucha atención en tu higiene íntima. Utilizar los productos adecuados para el nivel de escapes involuntarios que presentas en el día es ideal para sentirte seguro/a. En TENA® contamos con un producto especializado para brindarte la protección que necesitas, además de eso, tenemos otras opciones como nuestras Toallas Húmedas que serán el complemento perfecto para tu rutina de limpieza.
El diagnóstico de la depresión en pacientes con incontinencia urinaria puede ser un proceso complejo que requiere la evaluación cuidadosa de los síntomas y el impacto psicológico. Aquí se describen algunas consideraciones y pasos que los profesionales de la salud pueden seguir:
Entrevista clínica: Los médicos deben realizar una entrevista clínica exhaustiva para recopilar información sobre los síntomas de la incontinencia urinaria, como el tener ganas de orinar a cada rato pero orinar poco y cualquier síntoma depresivo.
Cuestionarios de detección: Utilizar cuestionarios de detección de depresión validados, como el PHQ-9 (Patient Health Questionnaire-9), puede ser útil. Estos cuestionarios proporcionan una evaluación estructurada de los síntomas depresivos.
Evaluación de la severidad: Determinar la gravedad de la depresión es crucial. La escala PHQ-9 clasifica la depresión en categorías como leve, moderada y grave, lo que puede guiar el plan de tratamiento.
Considerar factores contribuyentes: Evaluar si la incontinencia urinaria está contribuyendo directamente a la depresión y viceversa. La relación bidireccional entre ambas condiciones puede requerir un enfoque integral en el tratamiento.
Exclusión de otras condiciones: Descartar otras condiciones médicas o medicamentos que podrían contribuir a los síntomas depresivos o a la incontinencia urinaria.
Colaboración interdisciplinaria: Fomentar la colaboración entre profesionales de la salud, como urólogos, ginecólogos y psicólogos, para abordar de manera integral tanto la incontinencia urinaria como la depresión.
Seguimiento regular: Establecer un plan de seguimiento regular para evaluar la respuesta al tratamiento y realizar ajustes según sea necesario.
Educación del paciente: Proporcionar educación al paciente sobre la relación entre la incontinencia urinaria y la salud mental, destacando la importancia de abordar ambas condiciones para mejorar la calidad de vida.
Tratamiento individualizado: Diseñar un plan de tratamiento individualizado que pueda incluir intervenciones farmacológicas, terapia cognitivo-conductual, fisioterapia para la incontinencia, o cualquier combinación de enfoques según las necesidades del paciente.
Apoyo emocional: Proporcionar apoyo emocional y fomentar la participación en grupos de apoyo pueden ser elementos cruciales para ayudar a los pacientes a lidiar con ambas condiciones.
A pesar de que la incontinencia urinaria afecta la calidad de vida de quienes la padecen, cada vez más profesionales de la salud avanzan en el desarrollo de estrategias para la detección temprana, la prevención y la promoción de la salud en este ámbito, con el fin de mejorar la vida diaria de sus pacientes. Dentro de estos avances los médicos y especialistas han diseñado intervenciones y programas de educación en salud, que destacan la importancia de ejercitar los músculos del suelo pélvico y el evitar aguantarse las ganas de orinar. Estos ejercicios no solo contribuyen a prevenir la incontinencia urinaria, sino también a mantener el control en caso de que ya se presente.