8 de abril de 2024
En nuestras familias, círculos cercanos y sociedad, la atención y el respeto hacia nuestros adultos mayores es una responsabilidad y un compromiso moral que todos debemos asumir. Los derechos del adulto mayor no son simplemente una cuestión de cortesía o de buena voluntad, sino que representan una parte fundamental de la estructura social que debe garantizar la igualdad, el bienestar y la dignidad para todos sus miembros, independientemente de su edad.
El reconocimiento de los derechos del adulto mayor ha sido un proceso gradual en la historia de México, marcado por avances significativos en la legislación y la conciencia general. La idea de que las personas mayores merecen respeto, cuidado y protección no es un concepto nuevo, pero su formalización en leyes y políticas públicas sí lo es.
Históricamente, la vejez ha sido vista en algunas culturas como un período de sabiduría y respeto, mientras que en otras ha sido relegada y desvalorizada. En México, la evolución hacia un reconocimiento más sólido de los derechos del adulto mayor se puede rastrear hasta la promulgación de la Ley de los Derechos de las Personas Adultas Mayores en 2002, un hito legislativo que sentó las bases para la protección y promoción de estos derechos.
El Estado mexicano reconoce la importancia de proteger los derechos de sus adultos mayores y ha establecido mecanismos legales y programas de atención para garantizar su bienestar. La Ley de los Derechos de las Personas Adultas Mayores establece un marco legal integral que abarca diversos aspectos de la vida de dichas personas, desde la salud hasta la participación social.
Según el Gobierno de México, este es el decálogo de los derechos para las personas mayores:
Los derechos del adulto mayor se basan en principios de igualdad, dignidad y justicia social. Algunos de estos derechos incluyen:
Por último, cuidar a nuestros adultos mayores debe ser una prioridad para todas las familias que tienen la fortuna de aún convivir con uno. Esto no solo implica cumplir con las disposiciones legales y políticas existentes, sino, también fomentar una cultura de respeto y apoyo hacia las personas mayores en todas las esferas de la vida pública y privada ya que sus derechos son fundamentales para garantizar una sociedad inclusiva y justa, donde cada individuo, independientemente de su edad, pueda vivir con dignidad y plenitud. Es responsabilidad de todos promover y proteger estos derechos, reconociendo el invaluable aporte que las personas mayores hacen a nuestras familias y comunidades, honrando su trayectoria de vida con el respeto y la atención que merecen.