15 de diciembre de 2023
La incontinencia urinaria en el adulto mayor es un tema que requiere comprensión y atención especializada. Es por eso que creamos una guía para abordar desde las causas hasta las medidas de prevención y los tratamientos para quienes enfrentan este desafío.
La incontinencia es la pérdida involuntaria de orina y puede afectar significativamente la calidad de vida de las personas, es por eso que es esencial entender este síntoma para abordarla de manera efectiva.
La incontinencia en la tercera edad puede tener diversas causas, desde cambios en el sistema urinario hasta enfermedades crónicas y problemas de movilidad. Recomendamos ir con un médico especialista para tener clara la causa.
El envejecimiento conlleva cambios en el sistema urinario, como la reducción de la capacidad de la vejiga y la disminución de la elasticidad de los músculos vesicales, además, el bloqueo de ciertas partes de la vejiga por el agrandamiento de la próstata que da por la edad también influye. Otros transformaciones implican:
Tras la menopausia, la disminución de estrógenos provoca adelgazamiento del epitelio vaginal, inflamación, pérdida de lubricación y aumento del pH. Estos cambios, combinados con una disminución del flujo sanguíneo y mayor depósito de colágeno, pueden causar molestias como sequedad y acortamiento vaginal.
Con la edad, la uretra femenina experimenta adelgazamiento de su mucosa y pérdida de fibras musculares, reduciendo la presión de cierre y aumentando la incidencia de síntomas urinarios como la vejiga hiperactiva. En hombres, se observa pérdida de células musculares y, tras los 60 años, disminución de la presión y longitud de los esfínteres.
El envejecimiento, junto con factores como la menopausia y los partos afectan la estructura del piso pélvico, reduciendo la elasticidad y el contenido de colágeno en músculos y fascias, lo que puede debilitar el piso pélvico.
La incontinencia urinaria afecta aproximadamente al 20% de las personas de 65 años en adelante, con prevalencia del 15% entre aquellos que residen en hogares y están saludables, del 30% al 35% en personas mayores hospitalizadas.
Es más común en mujeres , sin embargo, este número se estabiliza a la edad de 80 años, especialmente entre aquellos que residen en albergues.
La incontinencia puede manifestarse gradualmente en los adultos mayores, y los primeros signos pueden incluir la necesidad frecuente de orinar, especialmente durante la noche.
Existen varias enfermedades que pueden contribuir al desarrollo de la incontinencia en el adulto mayor, entre ellas:
La diabetes puede afectar los nervios y músculos del sistema urinario, contribuyendo a la incontinencia.
La movilidad reducida puede dificultar el acceso rápido al baño, aumentando el riesgo de incontinencia por rebosamiento.
Condiciones pulmonares crónicas pueden afectar la capacidad de controlar la vejiga.
La apnea del sueño puede generar presión adicional en la vejiga, aumentando la probabilidad de incontinencia.
La incontinencia no sólo impacta la salud física, sino que también puede afectar la salud mental y emocional del adulto mayor. Problemas como la vergüenza, el aislamiento social y la baja autoestima son comunes, pudiendo llevar a la depresión.
Aunque no siempre es posible prevenir la incontinencia, hay medidas que pueden reducir el riesgo, como mantener un peso saludable, realizar ejercicios de Kegel y mantener una buena hidratación.
La respuesta es sí, pero dependerá de la gravedad del síntoma y la calidad de vida de la persona. A través de terapias apropiadas y el acompañamiento médico especializado, se puede reducir el nivel de incontinencia urinaria en un porcentaje del 30% al 40%, reduciendo su gravedad (frecuencia y volumen) alrededor del 40% al 50%.
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